Introducción
#NoSomosUnCasoAislado forma parte del proyecto ‘Mujeres migrantes y del Sur Global como sujetos políticos: Una campaña audiovisual sobre violencias y resistencias en la Comunitat Valenciana’ en el marco de la convocatoria de subvenciones de Educación para la Ciudadanía Global de 2018 de la Dirección General de Cooperación de la Conselleria de Transparència, Responsabilitat Social, Participació i Cooperació.
Su objetivo principal es impulsar la participación y representación de las mujeres migrantes y del Sur Global en el País Valencià mediante la puesta en marcha de un proceso comunicativo y de incidencia social y política desde una perspectiva interseccional y una metodología participativa.
Nuestro agradecimiento a todas las mujeres que se han implicado en este proceso y lo han hecho posible con su compromiso personal y colectivo. Gracias a Luz Victoria Arango, Marcela Hincapié Martínez, Flor Rodríguez y María José Naranjo por su contribución.
Esta publicación ha sido realizada con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana. El contenido de dicha publicación es responsabilidad exclusiva de las ONG Alianza por la Solidaridad e Integra2 Mundo y no refleja necesariamente la opinión de la Generalitat Valenciana.
La Campaña
#NoSomosUnCasoAislado nace a partir de un proceso audiovisual participativo de 15 mujeres de diferentes orígenes que residen en València y que han querido expresar con imágenes y textos las diferentes violencias, resistencias y aspiraciones que las atraviesan como mujeres migrantes. Las protagonistas ponen el foco en la precariedad laboral, los estereotipos, las violencias institucionales y el racismo, todo ello como sujetos políticos que ven sus derechos vulnerados. Una oportunidad de aprendizaje y escucha para entender que desmontar el racismo estructural es una responsabilidad de la sociedad mayoritaria.
Manifiesto #NoSomosUnCasoAislado
Violencias y resistencias que atraviesan a las mujeres migrantes
Nosotras, mujeres migrantes, unidas, diversas y sin miedo, tenemos en común las violencias que nos atraviesan y las resiliencias con las que las enfrentamos. Decimos que no somos un caso aislado, porque al exponer nuestras historias de maltrato y discriminación, pudimos llegar a la conclusión de que todas hemos sido agredidas, por el mero hecho de ser migrantes.
Ante todo ello, reivindicamos:
1. La derogación de la actual ley de Extranjería es imprescindible para que España sea considerado un territorio donde se cumplen los derechos humanos.
2. El derecho a la libre circulación en el ejercicio de nuestra movilidad humana, el derribo de fronteras físicas, mentales, legales e ilegítimas y el cese de la violencia institucional.
3. Vías de acceso a un permiso de residencia y trabajo claras, libres de arbitrariedades y plazos extremadamente largos, además de requisitos imposibles de cumplir, como es la sujeción a la situación nacional de empleo.
4. El cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros, CIEs, de una vez por todas. No se puede privar de la libertad a las personas, por una simple infracción administrativa y porque migrar es un derecho.
5. Nativa o extranjera no es la misma clase obrera en un Estado donde una situación administrativa irregular, ocasionada por una racista Ley de Extranjería, nos coloca por debajo del resto de la ciudadanía.
6. El reconocimiento pleno de los derechos del Trabajo de Hogar y Cuidados, tal y como se reconoce en los demás sectores laborales en España, como se prometió en el Real Decreto 1620 de 2011. Porque actualmente este sector sufre una situación de clara discriminación por género y por origen. Más del 95% de las personas que nos dedicamos a este trabajo somos mujeres y más del 50%, somos migrantes. (***Según el informe en 2018, de Oxfam Internacional Voces contra la precariedad: Mujeres y Pobreza Laboral en Europa).
7. El reconocimiento de la lucha política de las mujeres migrantes y refugiadas en sus países de origen y los de recepción, así como una verdadera protección internacional para que se garanticen los derechos de las personas que se ven obligadas a huir por conflictos armados, así como por persecución ideológica, orientación o identidad sexual, género, etc.
8. Las vidas migrantes importan. Ninguna de nosotras debe morir ahogada en un océano, deshidratada en el árido desierto, ni prisionera en un CIE, por perseguir nuestros sueños. ¡La lucha sigue, que no nos cueste la vida!
9. Las mujeres migrantes hacemos oír nuestras voces y nos auto organizamos para visibilizar las opresiones que nos atraviesan. Seguiremos defendiendo nuestros derechos a través del arte como un vehículo de transformación colectiva.
10. Arropándonos, entre nosotras, demostramos nuestra fortaleza y valoramos la amistad como un bastión político. No nos detendremos hasta que cada una tenga garantizado su derecho y el de su familia a una vida digna.
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